martes, 15 de agosto de 2017

Empresarios enjaulados


He oído en la terraza del bar, mientras me ponía hasta el culo de cocacola, patatas bravas y tabaco; a un empresario cantar sus excelencias. Y no he pensado en pegarle una patada en la barriga para que callara y dejara de darme dolor de cabeza.
A mí me gusta la literatura; pero que nadie se fíe, una buena patada a tiempo, vale más que mil palabras.
Deberían vender empresarios enjaulados como animales de compañía y alerta de robo o invasión de la propiedad.
No callan ni debajo del agua.
Su eterna canción Mimimimi (mi dinero, mi esfuerzo, mi dinero, mi empresa, mi dinero, mi ego, mi dinero...), puede ser irritante; pero te acostumbras como a los ruidos que emiten forofos del fútbol y borrachos (que suelen ser forofos) día sí y día también.
La ventaja del empresario enjaulado, es que lo puedes meter en una habitación oscura con un trapo y cerrarla durante días.
Aún así, no son como los jilgueros que cantan siempre igual. Los empresarios enjaulados tienen otro trino: El Porque (porque yo sí que trabajo, porque si no fuera por mí, porque pago muchísimos impuestos, porque les pago demasiado para lo poco que me trabajan...). O sea, que en ratos de aburrimiento suicida, le tiras de la polla o de los pezones al empresario/a y te suelta un par de gracias que te entretienen un rato.
Y como no son mascotas muy agradables, te puedes deshacer de ellas en cualquier momento, como quien abre la jaula del periquito para que salga volando y caiga bajo las ruedas de un coche, o como hacen con los perros y gatos que abandonan en la carretera, para que sirvan de alfombra también a los coches. A los abuelos les hacen algo parecido; pero los dejan en los meaderos de los bares de autopista.
Hay quien lleva al empresario al veterinario para que le extirpe las cuerdas vocales; pero ¿qué sentido tiene tener a un gordo/a que no dice nada en una jaula?
Vamos a ver, pedos y eructos no son necesariamente lenguaje.
Bueno, en esto de las mascotas exóticas hay gustos (malos) para todos, como los cerdos vietnamitas, los lagartos, serpientes, arañas, escolopendras repugnantes y putas de lujo (preciosas).
Yo prefiero la silenciosa camaradería de mi cigarro y que se vaya a tomar por culo cualquier otro exotismo.

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