domingo, 4 de junio de 2017

Cosas tristes


Te pasas más de cuarenta y cinco minutos pedaleando a primera hora de la mañana, con la ilusión de que cuando llegas a destino, te espera un buen almuerzo que has preparado primorosamente.
Pero no. Llegas tan hambriento que al abrir la sandwichera, te das cuenta de que son muy tristes esos sandwiches.
Son tan poca cosa para tanta hambre...
Observo sin ningún tipo de alegría mi desayuno, pensando en chuletones y longanizas curadas.
Y en el pequeño tamaño de la mochila.
No cabe un cerdo entero, es un problema logístico también.
Así que los devoro con cierto fatalismo. Reflexionando que la vida es una mierda y luego te mueres.
Pero que buenos estaban esos hijos de puta de sandwich de chorizo y mortadela en su simpleza...
Podría haber sido peor, por ejemplo: que me sangrara la nariz y sazonara el pan con ignominias.
Pero que buenos, coño...

No hay comentarios: