No me identifico yo mucho con esa mierda de
poner la otra mejilla cuando te arrean una hostia. Soy un poco más valiente que
eso. Por mucho que digan de la valentía del que se deja dar otra bofetada, no
me convencen. Ni los judíos, ni los cristianos, ni Ghandi.
Cuando me dan una bofetada, no hay otra
mejilla que valga. Escupo la sangre de mi boca, le digo que su madre es una
puta y su padre un follagallinas.
Y si hemos de morir, se muere. Que así sea.
Adoro mis mejillas.
Y Jesucristo era un pobre loco al que todo
salió mal.
INRI…Buen sexo.
Iconoclasta
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